domingo, 27 de junio de 2010

Cuento de hada

Sonidos de una música gitana, rompen el silencio.
Cuando el día cae y las sombras se levantan,
De en medio de la nada, entre el perfil de la luz de la luna
Y el parpadeo de las estrellas.
Emerge la silueta de una mujer,
Que es sueño, ilusión, magia y seducción.

Con paso calmo, como si danzara en el viento,
Llega a la orilla del lago de sus sueños.
Primero fue un momento,
El la miro, desde el fondo del abismo negro.
Ella lo vio, solo lo vio,
Con sus ojos de luz.

Y así pasaron las horas, contemplándose.
Desde la infranqueable distancia,
Que son las sombras y el tiempo.
Con el pasar de los días, las semanas y los meses,
Asistieron a su encuentro nocturno.
A su cita de amor noctámbulo, bajo el farol de plata.




Para el hada y el duende de las sombras.
No es solo una cita.
Es como entregar el alma, en un ritual de seducción.
En un sueño mutuo, que no saben si es real.
Un chispazo espiritual, una luz de sentimientos nuevos,
Que en la oscuridad de la noche, se vuelve energía Infinita.
Que da pasó a un nuevo universo.

Noche a noche, Vivian el sentimiento.
Día a día, Vivian el amor.
El hada de cristal,
Volaba a su encuentro
Y el duende de las sombras,
La cubría con sus sueños.


En un abrazo astral, recorrieron los universos,
Los reales y los imaginarios.
Fueron de la mano, por paisajes muy lejanos.
Quizás en algún momento,
Pasaron también por el infierno.
Más no se quedaron en él,
Esperanzados en su amor,
Supieron reemprender el vuelo.


Navegando en la oscuridad de la noche,
Que se volvió cómplice y confidente.
La madre de sus placeres, amiga de sus misterios.
Guiados por la estrella de rosas, que se encuentra
En el cielo del amor constante.

Y así soñando con los ojos abiertos,
Vivieron su amor eterno.
El hada de cristal, sentada a la orilla
Del lago de sus sueños
Y el duende de las sombras, se cobija
En su corazón sincero.





La música gitana es el fondo perfecto,
Cuando el día cae y las sombras se levantan,
Comienza el hechizo,
Del duende y el hada.

Y en medio de la nada,
Nace un momento nuevo.
Bajo la estela de luz que deja la luna,
Como el camino que les indica,
Que su amor es bello.

Desde la profundidad de la tiniebla,
Sube el duende de las sombras.
En busca de una estrellas,
Quiere darle a su amada la más bella.

Desde el bosque mágico de sus encantos,
Llega el hada, buscando en los tesoros de esta tierra.
Una rosa, pero no una cualquiera,
Quiere encontrar la más sensible de todas.
Que refleje el amor, que siente por su duende encantado.





Como cada noche, los enamorados se encuentran,
En el jardín de sueños, donde la fantasía florece
Entre lirios, zarza moras, tulipanes dorados
Y rosas de cristal.
Por esos jardines, pasean dos seres etéreos
Sin forma, sin aspecto.
Pero de gran sensibilidad dulzura y entrega total.

Aunque no pueda estar contigo,
Puedo sentir el calor de tu piel.
Eres la estrella que enciende mi oscuridad
Un hada, que la magia ha traído a mi lado.
Con la sensualidad de tu ser,
Suspendida en mis sueños,
Volando entre ellos.
Has hecho de mí una verdad.
Dijo el duende a su dulce enamorada.

Dame tu alma amor,
Vive el ritual de nuestras vidas
Y llevadme por esos mundos,
Con los que tú puedes soñar.
Respondió el hada a su sensible amor.




La música gitana, que cae sobre la noche.
Que invita a la conquista a la danza y al amor.
Se disipa al amanecer, con los primeros rayos del sol.
Que emerge implacable tras la montaña

Al amanecer, la fibra etérea de aquellos cuerpos,
Se va disipando, junto a la música que ya se apaga.
Volverán a sus cuerpos,
De aspecto humano y frágil,
Dejando atrás sus corazones y su pasión.

Más cuando las sombras emerjan, del camino de la noche.
Sus sueños volverán a renacer, con más fuerza y más amor.
Buscaran una señal, una razón un motivo de pasión.
Que algún día, los lleve a ese encuentro total,
En los jardines mágicos, allá donde los sueños son libres
Y vivirán su amor, de forma perfecta sublime y eterna.




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